¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es básicamente un mecanismo de defensa. Es un sistema de alerta ante situaciones consideradas amenazantes, se trata de un mecanismo universal, se da en todas las personas y es considerado normal.
Está caracterizado por la preocupación persistente y excesiva ante actividades o eventos, incluso asuntos comunes de rutina. La preocupación es desproporcionada con respecto a la situación que se vive, resulta difícil de controlar y afecta en la forma en que te sientes físicamente.
Estos sentimientos de ansiedad y pánico interfieren con las actividades diarias, son difíciles de controlar y pueden durar un largo tiempo. Los síntomas pueden empezar en la infancia o la adolescencia y continuar hasta la edad adulta.
¿Cuáles son las causas de los trastornos de ansiedad?
Hay varias situaciones que pueden desempeñar un papel crucial en las reacciones extremas de "lucha o huida" que ocurren en los trastornos de ansiedad.
Entre ellas, se incluyen las siguientes:
-
La genética. Un niño que tenga un miembro de la familia con un trastorno de ansiedad es más proclive a padecerlo también. Los niños pueden heredar genes que los hacen más propensos a la ansiedad.
-
La química cerebral. Los genes ayudan a dirigir la forma de funcionar de las sustancias químicas que hay en el cerebro (llamadas neurotransmisores). La escasez de ciertas sustancias químicas específicas o que esas sustancias no funcionen bien puede causar ansiedad.
-
Las situaciones de la vida. Las situaciones que ocurren en la vida de un niño pueden ser estresantes y difíciles de afrontar. La pérdida, una enfermedad grave, o la muerte de un ser querido, la violencia o los malos tratos pueden hacer que algunos niños se vuelvan ansiosos.
-
Conductas aprendidas. Crecer en una familia donde otros parientes tienen miedos y ansiedades también puede "enseñar" a un niño a tener miedo.
¿Por qué tiene ansiedad mi hijo/a?
Por el miedo a quedarse en blanco ante un examen, la preocupación por perder una beca o sacar malas notas, creer que no se vale o que no se va a aprobar el examen... Este tipo de pensamientos, que son llamados distorsiones cognitivas, NO ayudan al estudiante a mantenerse centrado, ya sea durante el examen o a la hora de estudiar. Durante la ejecución del examen estos pensamientos pueden producir que la persona no sea capaz de concentrarse lo suficiente para realizarlo correctamente
¿Qué síntomas puede producir la ansiedad?
-
Frecuencia cardiaca más elevada
-
Sensación de ahogo con respiración rápida
-
Opresión en el pecho
-
Miedo o pánico (literalmente siente que se muere)
-
Sudoración o escalofríos.
-
Temblores.
-
Náuseas o molestias abdominales.
-
Mareos o incluso desmayos.
Pautas a seguir ante conductas ansiosas
-
No trates de eliminar la ansiedad, ayuda a tu hijo/a a controlarla. La mejor manera de ayudar a superar la ansiedad es ayudarles a aprender a tolerar lo mejor que puedan. Con el tiempo, la ansiedad irá disminuyendo.
-
No evites ciertas cosas simplemente porque le causan ansiedad. Evitar las cosas que le dan miedo hará que se sienta mejor a corto plazo, pero a costa de reforzar su ansiedad a largo plazo.
-
Sé positivo, pero realista. No prometas a tu hijo/a que lo que teme no va a suceder, por ejemplo tú no sabes si va a tener problemas para aprobar el examen, en su lugar muestra confianza en que pase lo que pase, lo superará.
-
Respeta sus sentimientos, pero no los refuerces. Dar validez a los sentimientos no es igual que estar conforme con ellos. De manera que si a tu hijo/a le aterra ir al médico, escucha y se empátic@, pero animale a hacer frente a sus temores.
-
No le hagas preguntas que sugieran una respuesta. Anima a tu hijo/a a hablar de sus sentimientos, pero evita hacer preguntas que sugieran una respuesta. Por ejemplo, en lugar de preguntarle: “¿Estás preocupado por este examen tan importante?”, hazle una pregunta más abierta como “¿Cómo llevas el examen?”.
-
No refuerces los temores de tu hijo/a. Evita reforzar sus temores con el tono de tu voz o el lenguaje corporal: frases como por ejemplo: “Ten mucho cuidado con...”, suspiros, miradas de desconfianza...
-
Dale ánimos. Dile que aprecias el gran esfuerzo que está haciendo, y recuérdale que cuanto más tolere la ansiedad, más disminuirá.
-
Intenta que el periodo previo a la situación estresante sea breve. Cuando tememos hacer algo, el periodo más duro es antes de hacerlo. Así que si a un niño le pone nervioso ir al médico, no hables del asunto hasta que sea necesario.
-
Planealo detenidamente con tu hijo/a.En ocasiones puede ser conveniente hablar sobre lo que sucedería si sus miedos se hicieran realidad. ¿Cómo lo manejaría? Para algunos niños, disponer de un plan B puede ser una forma saludable y eficaz de reducir la incertidumbre.
-
Da ejemplo de cómo controlar la ansiedad de forma sana.No finjas que tu no experimentas estrés ni ansiedad, al contrario, permite que vean que sabes controlarla, tolerarla, y que te vean capaz de superarlo con tranquilidad.
Raquel Muñoz (Psicóloga de Colegio San Cristóbal)